Capítulo 3

Una siesta entre pinceles y colores



Jacarandá bajó las escaleras ayudando a su pequeño hermano.
Una vez en el living, sintió una gran alegría. Su mamá dormía y ellos eran libres para hacer lo que quisieran!
-¿Pintamos la casa? -sugirió Jacarandá.
-Mamá y papá se van a enojar.
-Pero la pintamos linda, así le damos una sorpresa para cuando se despierte de la siesta. ¡Manos a la obra!
Jacarandá fue en busca de su maletín con temperas y pinceles. Luego miró las paredes, dando lugar a la inspiración para encontrar el color adecuado.
-¡Rosa! -balbuceó la niña-. Y un segundo después los “hermanitos Dalí” se encontraban subidos al sillón pintando una de las paredes del living. Un poco de agua, un poco de tempera y zaz, estrellaban el pincel sobre la pared.
-¡Verde! -sugirió Jacinto-. Y con sus brochas enverdecieron la puerta.
-¡Amarillo! -y la televisión amarilla quedó.
-¡Rojo! -dijo la niña dirigiéndose a la mesa de la cocina.
Una y otra vez hicieron lo mismo. Tres horas pasaron hasta dejar el living, sus ropas, sus caras y cuanto objeto se cruzara lleno de trazos y manchones de colores. 

Un pajarito se posó sobre la ventana de Ana quien oportunamente la despertó de su profunda siesta. Ana entreabrió los ojos y notó que ninguno de sus hijos estaba a su lado. Eso la preocupó, ya que era signo de que estarían haciendo alguna travesura. Dicho y hecho. Bastó bajar el primer escalón para ver el living completamente intervenido por los pequeños artistas.

-¿Qué están haciendo?
-No mires ma, te estamos haciendo una sorpresa.
-Sí, una sorpresa -balbuceó Jacinto trepado a un mueble.
-Bajen ya mismo de ahí! Suelten los pinceles y desaparezcan de mi vista. ¡Me arruinaron las paredes!
-Yo no quería -acotó Jacinto.
-Las podemos limpiar si querés -sugirió Jacarandá.
-¡Ya mismo voy a llamar a su padre!
Esto no iba a gustarle nada a su papá y a los chicos les daba mucho miedo ver a papá enojado.
-¡Desaparezcan ya mismo de mi vista!

Los pequeños entendieron que debían desaparecer de la vista de su madre, porque cuando mamá se enoja, es mejor no estar cerca. Y eso hicieron. Corrieron sin rumbo un largo rato por el bosque.


Continuará…