Capítulo 10

La tormenta final



Por la tardecita Fermín terminó sus asuntos laborales y fue hasta la playa a hacerle una propuesta a su familia:-Qué les parece si alquilamos un velero y salimos a navegar?
-¡Si! ¡Me encanta andar en velero! No me aguanto la felicidad!
-¡No, al mar no! No gusta el mar -dijo el niño.
-Jacinto, vos ya sos un nene grande, no podes tener miedo, el poder de la lucesita nos protege.
Ana estaba felíz con la idea aunque desconfíaba un poco de unas nubes que asomaban a lo lejos. Pero después pensó que seguramente esas nubes se irían.

Y en un abrir y cerrar de ojos los Mc Love se encontraban subidos a un pequeño velero timoneado por el padre.
Ana estaba con Jacinto en el camarote preparando sandwichitos para el almuerzo. Era el menú que siempre la salvaba.
En la proa estaba Fermín timonenado el velero y amarrando las velas. A su lado se encontraba Jacarandá mirando con su largavista lo que pasaba a lo lejos.
-¿Te puedo ayudar papá? Querés que sea tu asistente?
-No Jacarandá. El mar está muy revuelto y hay mucho viento. Esto es cosa de grandes.
-Puedo mirar con mi largavista y decirte como está el mar más adelante.
-No me distraigas Jacarandá. Anda para adentro con mamá.
-Ni loca te dejo solo
Tomó sus binoculares y vio algo que la hizo estremecer.
-¡Papá! ¡Más adelante veo las olas moverse con mucha fuerza! Me parece que hay una tormenta. ¡Tenemos que volver!
-No digas pavadas, ¿a mi me vas a decir lo que tengo que hacer? Hace años que navego! Lo tengo todo controlado. ¡No me desconcentres y ve para adentro!
-Te dije que no te voy a dejar solo. 
Volvió a mirar por sus binoculares y señalando hacia adelante exclamó: 
-¡Más adelante está lloviendo! ¡Volvamos!
Y de repente el padre descubrió que su hija tenía razón, estaban entrando en una fuerte tormenta y el mar se estaba poniendo peligroso.
Fermín miró hacia la popa y notó que había entrado un poco de agua, entonces sujetó los cabos con fuerza para amarrar las velas y virar hacia el sur, que era donde estaba la costa.
-¡Tenemos que bajar las velas! exclamó el padre, sintiendo en su nariz las primeras gotas de lluvia.
-Está lloviendo papi, ¿qué hacemos?
-¡Tengo que izar la vela mayor que es la que propulsa el barco!
La tormenta se hacía cada vez más intensa y la navegación se estaba complicando.
-Ve al camarote con tu madre, y dile que llame a Prefectura para dar aviso de nuestra situación. Yo mientras tanto intentaré regresar.
Jacarandá, tomándose de una baranda del estribor para no caerse, mientras se dirigía al camarote pensó: ”Alguna manera debe haber para que pueda ayudar a mi papá”. Y de repente se acodró de “La lusecita”. Corrió juntó a su padre y le dijo:-¡Yo sé como ayudarte, tenemos que despertar la lucesita dentro tuyo!
-Dejate de pavadas Jacarandá, sólo podremos salvarnos si logro virar el velero hacia el sur y regresar a la costa.
-Pero la lucecita es muy poderosa, te lo juro, a mí me ayudó mucho. Solo tenés que desearlo. Dejame que te enseñe.
-No me distraigas más. Yo no creo en esas cosas. No existe ninguna lusecita, eso es cosa de niños. ¡Corre al camarote y dile a tu madre lo que te pedí!
Jacarandá corrió entristecida al camarote.
El padre quedó en la proa, luchando contra viento y marea, y pudo verse sólo frente a la naturaleza y al destino. Miró el horizonte y notó el cielo completamente negro. El barco se sacudía con más fuerza. Estaba desesperado y ya no sabía que hacer. Miró el cielo y reconoció sus limitaciones humanas mientras resonaban en su cabeza las palabras de su hija. Pero era demasiado orgulloso como para pedir ayuda, y menos a una niña. Fue entonces cuando una inmensa ola lo bañó por completo. Fermín deshauciado gritó al cielo: “Ayuda, que esa lusecita o quien sea, me ayude, me rindo, sólo no puedo contra esta tormenta”. Y era tan grande el deseo de salvar a su familia y el amor que sentía por ellos que de repente: “Plin”. La lucesita se encendió dentro suyo!! Inmediatamente sintó unas cosquillas debajo de su ombligo que subieron a lo alto de su cabeza. Y en un segundo comprendió todo. Pudo ver lo obnubilado que estaba por el trabajo y las responsabilidades y como había descuidado a su familia, se rió de lo ridículo de su comportamiento y de no aceptar la ayuda de su hija y entendió el gran mensaje que le estaba dando la naturaleza. Era momento de cambiar, de entregarse y de conectarse con esta energía de la que le hablaba su hija. Volvió a mirar el cielo y notó que estaba saliendo el sol y que se había formado un hermoso arcoiris mientras las olas se iban calmando poco a poco. 

Jacarandá sintió un amor inconmesurable en su corazón y corrió a la cubierta a ver a su padre.
-Papi, ¿tu has encendido tu lusecita?
-Me parece que se me ha despertado sola hija. ¿Cómo te has dado cuenta?
-No se...me lo imaginé. ¡Se está despejando!! Mami, ven afuera, está saliendo el sol, ¡estamos fuera de peligro!Ana salió del camarote maravillada por arcoiris gigante que los cubría.
-Es cierto! ¿Quieren que comamos los sandwichitos?
-¡No hay mejor plan que comer con mi familia esos ricos sandwichitos!Y así pasaron la tarde los MC love, disfrutando de la navegación y esa luz que se había despertado dentro suyo, y que ahora los conectaba con el universo para siempre.


FIN!

2 comentarios:

  1. Hermoso Brenda me encanto!!!!!.... Te dejo besos y espero leer mas... Eli (prima de Juli)

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    1. Eli!!! Muchas gracias por leerlos! Me alegro que te hayan gustado :)

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