Capítulo 9

Una travesura marítima:



Al llegar a la playa, Ana vió a una amiga a la que hacía mucho no veía. Corrió a saludarla, olvidando que atrás de ella venían sus dos hijos, siempre listos para hacer alguna travesura. Dicho y hecho, aprovechando la distracción de mamá Jacarandá soltó al aire sus mágicas palabas: 
-Listos, preparados, ya. 
Nuevamente se lanzaron en una carrera y esta vez la meta era el mar.
-¡Esperame! -pedía a gritos Jacinto.
-¡Gané! Nos metemos al agua? Propuso la inquieta e incansable niña.
-Mamá se va a enojar.
-Pero nos metemos un poco nada más. Vení, dame la mano, entremos juntos.
-Me da miedo el agua -dijo quejándose su hermano.
-Jacinto, vos ya sos un nene grande, no podés tener miedo.
Y con mucho valor los "hermanitos Baywatch" fueron entrando en el mar, metiéndose
cada vez más hondo. Al principio hacían pie, pero de un momento a otro, perdieron el contacto con la arena y el agua comenzó a taparlos.
-Jacinto, no me sueltes la mano.
-Mami, quiero mami -balbuceaba Jacinto con la boca llena de agua.
-¡Agarrate fuerte!
El mar los sacudía cada vez más fuerte, y poco a poco los iba metiendo más profundo. El agua no les permitía ver, y las olas los llevaban de un lado a otro. Jacinto se agarraba con fuerza de su hermana, pero el miedo y la angustia lo desesperaban cada vez más.
-¡Ayuda, auxilio! ¡Mami!
El mar no les daba tregua y los zarandeaba de un lado a otro. Jacarandá se dio cuenta que una vez más estaban en problemas y esta vez eran muy serios.
Desesperada, pensó: “Alguna manera tiene que haber para que podamos regresar a la orilla”. Y fue en ese mismo instante que se acordó de su nuevo poder: “La lucesita”. Entonces con un fuerte deseo dijo para sus adentros: “Lucesita, por favor, despiértate dentro mío” y mágicamente “Plin”, la lucesita se despertó. De pronto e inesperadamente se formó una ola inmensa que los llevó barrenando de vuelta hasta la orilla. Jacinto salió gateando con la cara llena de mocos y arena. Ella estaba feliz porque comprobó el poder que llevaba dentro suyo, y entendió que siempre estaría protegida, aunque capaz no era necesario exponerse ante tantos riesgos. 
-Te prometo que nunca más nos metemos solos al mar.
-Mami, quiero mami.
-Allá está mamá -gritó la niña, y lentamente se acercaron a su madre quien entretenida con la charla, ni se había percatado de la travesura de sus hijos.

Continuará...


No hay comentarios:

Publicar un comentario